Rápidamente se envía la señal de socorro, el SOS, captada por el buque Carpathia… a 58 millas (107 kilómetros). Tardará, al menos, 4 horas en llegar y, para entonces, será muy tarde para la gran mayoría, centenares, de almas que caen o se lanzan, presas del miedo, a las gélidas aguas del Atlántico Norte, a una temperatura de entre 0 y 2 grados centígrados.
Veinticinco minutos después del accidente comienza la tarea de arriar los botes salvavidas; insuficientes para poner a salvo a las 2207 personas que viajaban a bordo, entre pasajeros y tripulación.
El barco se escora cada vez más y las escenas de pánico, pero también de heroísmo, se suceden en la cubierta y en el interior del RMS Titanic, donde, a medida que el agua inunda sus estancias, los pasajeros, en principio reticentes a desalojar el buque por considerarlo innecesario, comprenden la gravedad del accidente.